Chef | Empresario
Ya sea a través, de la chacra de su familia, de la carnicería de su padre o de su cercano contacto con el mar y la pesca, Pedro Miguel se ha visto siempre rodeado de experiencias y circunstancias que lo han acercado a la cocina y despertado en él una gran curiosidad por la naturaleza. Esto, sumado a su sensibilidad artística (barajó la idea de ser pintor en sus años de juventud), lo llevó a estudiar cocina en el Culinary Institute of America (CIA) de Nueva York. Posteriormente, continuó su formación en el Italian Culinary Institute for Foreigners en Costigliole d’Asti, Italia. Ahí permaneció 5 años, durante los cuales pasó por restaurantes como Dal Pescatore y Pinnochio. Fue en este lugar que el chef Piero Bertinotti le transmite la valoración de los productos como el elemento principal de la buena cocina, una enseñanza que se ha vuelto pieza fundamental de su filosofía.
Pedro Miguel regresó al Perú en el 2002, cargado de ideas para montar su propia cocina, una cocina que busque revalorar y situar al ingrediente peruano como el principal protagonista. Finalmente, su sueño se hace realidad en 2004 cuando abre el restaurante Malabar. De este modo, ya con una plataforma para poder dar rienda suelta a su imaginación y creatividad, persiste en su afán por conocer más sobre los productos locales e incluirlos en su carta. Este ímpetu lo lleva a la Amazonía, un lugar que lo deslumbra por su vasta y casi desconocida despensa. Digamos que fue amor a primera vista: desde ese momento, surge una relación íntima y profunda con esta región y empieza su búsqueda, imparable hasta hoy, de nuevos sabores, texturas y colores con los cuales experimentar, jugar y sorprender en la mesa.
La investigación, sus visitas constantes a la zona, y el trabajo cercano con las comunidades y los productores de la selva forman parte esencial del trabajo de nuestro chef, pues son experiencias e historias que lo nutren e inspiran al momento de crear.
Usando la Amazonía como punto de partida, junto con la autenticidad que lo caracteriza y siguiendo su intuición más pura, ha ido trazando un camino propio en el que ha podido integrar sus dos grandes movilizadores: la pasión por una cocina que muestre la rica despensa del Perú y su gran amor por la naturaleza.
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